miércoles, 15 de julio de 2009

HABLA EL MUDO



HABLA EL MUDO
(Palabras De Carlitos Gardel)

Habla Carlos Gardel…Queridos amigos de la América Latina, de mi tierra y de mi raza…La casa Víctor quiere que les anuncie la firma reciente de mi contrato de exclusividad con ella y yo lo hago muy gustoso, porque sé que nuestras grabaciones serán cada vez más perfectas y encontrarán en ustedes oyentes cordiales e interesados…
¿Cómo ingresó en el teatro?
Desde muy joven en las reuniones y fiestas acostumbraba a cantar; todas las personas me escuchaban con agrado y algunos de mis amigos, en vista de mi afición por la música y las cualidades que poseía para aprender este arte, me entusiasmaron para que estudiara e ingresara en el teatro. La magnífica acogida que me dispensó el público de Buenos Aires a raíz de mis primeros pasos en la senda artística, fue para mí un incentivo poderoso que me indujo a visitar la Ciudad Luz. Fue en París donde, merced al trabajo cotidiano con brillantes figuras del arte y de las letras, mi espíritu aquilató su sensibilidad, logrando obtener triunfos resonantes en la ópera y participar en varias revistas que se presentaban en los primeros teatros y cantar en los mejores cabarets. En esa época, en unión de un amigo, montamos un lujoso cabaret que en breve se tornó en centro predilecto de los millonarios, mereciendo también ser visitado por los nobles de Europa y por muchos príncipes de Oriente. Quizás, la razón oculta de mis victorias se halle en el apasionamiento profundo por todo lo latino que me lleva a concentrar como a través de una lente todos los lances de mi alma en el ritmo de mis tangos y en el sentido de mis canciones. Posteriormente, resolví aceptar las propuestas que se me hacían para que ingresara en el cine y, en los estudios Joinville, filmé mi primera película Luces de Buenos Aires.




Con harta frecuencia se me pregunta cómo me arreglo, o qué rutina sigo para componer tangos y, en verdad la situación, de los motivos que impulsan la acción; de ello deduzco el grado de sentimiento o de alegría que debe inspirar la canción, y sin pensar en palabras empiezo a tararear hasta que doy con la melodía que juzgo apropiada para la ocasión. Entonces llamo a mi simpático amigo Alfredo Le Pera, el autor de todas mis películas, y con su ayuda y la del pianista, poco a poco empiezo a componer; a veces ello nos toma una hora, dos…y en algunas ocasiones la falta de inspiración nos obliga a suspender el esfuerzo para reanudarlo al día siguiente. No cabe duda de que yo tengo una ventaja sobre los otros compositores en vista de que yo compongo las canciones para mí, pues los otros lo hacen para Bing Crosby, José Mujica, Ramón Navarro, etc., y es evidente que la tarea de ellos tiene que ser más difícil que la mía.
¿Cuál fue su primer amor?
He amado muchas veces en mi vida y conservo de ello gratísimos recuerdos, como que en casi todos mis amores he sido feliz. En ellos he querido de diferente manera, según el temperamento de la chica, las circunstancias y el ambiente. Sin embargo, cada vez que me enamoro creo que es ésta la única ocasión en que verdaderamente he querido.
¿Qué aventura dejó mas honda huella en su vida?
Debido a mis múltiples viajes y a los azares de mi carrera, numerosísimas han sido mis aventuras y en ellas he experimentado tantas sensaciones intensas que me es imposible definir cuál de ellas ha llegado a impresionarme más.
¿Cuál es le tipo de mujer que prefiere?
Prefiero las latinas, indudablemente, por ser de mi misma raza y por lo tanto comprender más mi temperamento, pero todas las mujeres son atractivas, inteligentes y me agradan. No obstante las mujeres sajonas, que tienen fama de frías y calculadoras, cuando encuentran un hombre que las enamora y comprende, son tan sensibles y apasionadas como las latinas y por lo tanto, también me seducen.
¿Le gusta el romanticismo?
El romanticismo es necesario para idealizar la vida, para embellecerla, pero mi romanticismo siempre está ceñido a la realidad y a la oportunidad, es decir, que soy idealista cuando debo serlo, mas sin extralimitarme nunca.
¿Es usted partidario del divorcio?
Debido a mi carrera no soy partidario del matrimonio…
¿Cómo le parece el ambiente de Hollywood?
Aunque no lo conozco, en Nueva York trabé amistad con muchos de los que allí viven y por ello me di cuenta que es un ambiente alegre y original, por ser ésta una ciudad completamente cosmopolita.
¿Cuál es su tango favorito?
He cantado tantos tangos y he puesto toda mi alma en ellos que todos me han gustado igualmente.




Cuando necesito de paz, de tranquilidad, de sosiego…, cuando muchos copetines y muchas farras me han cansado, vengo a ver a mi viejecita y a su lado recobro fuerzas…Y es que en Buenos Aires, che, las cosas son duras para un tipo que sabe que la vida es corta y que un día perdido no vuelve más…Y aparte de todo eso ¡qué amigo ni amores, ni copetines, ni gloria, ni triunfos , ni burros, ni nada por el estilo, al lado de una madre!...El más modesto pucherete hecho por sus manos vale más y es más sabroso que el más caro de los platos del mejor de los hoteles del mundo…Son muy agradables los aplausos del público…,pero, ¿de qué valen al lado de un “has cantado muy bien”, de la viejecita? El ansia de viajar puede más que todo…A los pocos meses de estar en Buenos Aires, tengo unas ganas irresistibles de marcharme…Del mismo modo, cuando falto de la ciudad bruja, no sé qué me ocurre…Parezco un vagabundo, que no estuviera conforme con su destino. Buenos Aires es muy linda, che…Su Corrientes y Esmeralda tiene un encanto indefinible y poderoso que nos ata un lazo de acero…pero cuando se ha conocido París, cuando se ha visto lo que es la Costa Azul, cuando se ha gustado los aplausos de reyes, no satisface del todo…No es que me disguste ni mucho menos…Pero cansa…¡Es terriblemente monótona nuestra ciudad! Y la culpa es de los mismos argentinos, emperrados en una seriedad funeraria…aquí la gente se ríe, con vergüenza, pidiendo perdón por el abuso…En Europa, en cambio, todos son más dados, no hay tanto estiramiento…Se divierten todos mejor allí…Pero Buenos Aires está muy adentrada en mi corazón y si estas mismas palabras de reproche las escuchara en el extranjero, me sabrían a herejía...¡Haría un zafarrancho con quien así se expresase!
A quien aplaude el público no es a Carlos Gardel, es el arte popular nuestro que, por una casualidad feliz, me ha tocado interpretar a mí, lo mismo que hubiera podido hacerlo cualquier otro cantor americano. Yo no soy nadie, es el tango el que triunfa.